La verdad es que he disfrutado como una fan mas del IV salón del manga de Bilbao.
Decenas de jóvenes con mallas, licras, botas, plástico a rabiar, colores que ponen los pelos de punta, cortes de pelo inverosímiles, alitas de vinilo en la espalda…
Los chavales disfrazados con los atuendos estrafalarios de sus ídolos del manga y el anime se sienten poderosos. Un olor a testosterona lo inundaba todo pero bueno es uno de los inconvenientes que tiene la adolescencia.
Nuestra colaboración en el evento consistió en un taller de kokedama y un taller de kintsugi. Éxito de participación y de curiosos que se acercaron.